jueves, 20 de mayo de 2010

Amigas

Al pasar la puerta, la luz se enciende... Las sombras se disipan porque ya no estoy sola: han llegado, están conmigo, mis amigas. La charla se reanuda sin aclaraciones ni disculpas. Es como si nunca se hubiera interrumpido; fluye entre las tazas de café y el mate compartido. Uno puede vencer cualquier tormenta si están cerca...Las amigas, las hermanas elegidas.

martes, 18 de mayo de 2010

Primera Puerta

Estuve pensando adónde podría conducir una primera puerta…Justo la primera, ¿llevaría tal vez al camino más fácil? O como una trampa te perdería en vericuetos pedregosos y callejones oscuros… No sé, pero creo que tal vez el caminante se encontraría con una especie de laberinto borgeano, un jardín de senderos que se bifurcan y lo conducen, en unas ocasiones, por valles apacibles y verdes prados y en otras, por lugares tenebrosos y atemorizantes, como si se tratara de un “elige tu propia aventura” de los de antes, donde a la vuelta de la esquina (era tu decisión) podías encontrar a tu princesa o enfrentarte al feroz dragón. De todo pero siempre con final feliz, claro.
Ahora bien, esto de los finales felices…me parece cuento. Ya sé que hay, que existen, sí, yo sé que son posibles, pero…¿siempre? Eso sí que no.
Primer encuentro,
primeros pasos por la página blanca y vacía que espera llenarse poco a poco de ideas, de recuerdos o (qué sé yo!), proyectos que irán surgiendo con la ilusión de que alguien los lea y compartamos, o me corrijan y completen en ese ida y vuelta tan nutricio que nos trae el diálogo.
Porque de eso se trata: de hablar –escribir en este caso- dejando que la palabra fluya y abra el cauce y derrame las ideas que si no, se quedarían atascadas, secas, mudas, muertas adentro…Es que no se puede dejar de pensar ni por un segundo, así que todo el tiempo, minuto a minuto, nuestro cerebro elabora una idea tras otra – conectadas o no- arma una secuencia, se pregunta y se responde con más o menos eficacia, incluso cuando duerme.