jueves, 17 de noviembre de 2011

Siempre Sabato

Leo con mis alumnos del último curso de Secundaria la novela El túnel, de Ernesto Sabato.
Otra vez, como la primera vez..., me conmueve la forma en que el texto se va apoderando del aula y va penetrando, invisible, la mente y el ánimo de mis oyentes. La dura confesión de Castel, asesino de María Iribarne, la única persona capaz de entenderlo, nos sumerge en una especie de vacío existencial. Las palabras del maestro tejen la trama -avanzan y retrodecen -siguiendo el tortuoso ritmo del pensamiento del protagonista... La oscuridad domina, el escepticismo tirunfa...
Y, sin embargo, el aplauso explota al toque del timbre. Porque eso provoca la lectura de la obra de Sabato: una conmoción interna que no se puede contener y brota, como un homenaje a su genio.

jueves, 11 de agosto de 2011

Crear lazos

En El principito la famosa novela de Saint Exupery, el principito se encuentra con el zorro y quiere jugar con él, pero el animal le dice que no puede hacerlo porque “no está domesticado”.

- ¿Qué significa “domesticar”?- quiso saber el niño. Y el zorro, aunque al principio dudaba, al fin le explicó:

- Es algo demasiado olvidado –le dijo – Significa “crear lazos…”

- Crear lazos ?

- Claro – dijo el zorro. – Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo…

De eso se trata la vida: de ser unos para los otros, no simplemente con, ni mucho menos “contra” los otros, sino “para ellos”, en un juego de reciprocidad que exige el com-promiso, el com-partir para formar una verdadera comunidad. De eso se trata la libertad, de vivir sin perder de vista la existencia del otro que es nuestro espejo.

En estos tiempos de individualismo en que pareciera que lo único importante es hacer lo que uno quiere, cuando y como le parezca, afiancemos los lazos que nos unen a nuestros semejantes. Sólo así llegaremos a ser plenamente libres y más profundamente humanos.


viernes, 29 de julio de 2011

Las cuatro puertas de Nora: Placeres

Placerse muchos, otros, variados... Simples algunos, como caminar descalza por la arena tibia o dejarse acariciar por la brisa suave del mar... Otros, más elaborados, como una rica comida con amigos, o -mejor- una deliciosa charla compartida. Ah, y me estoy olvidando de los libros!!! Leer y releer las viejas páginas amadas que nos hicieron conocer el mundo y las pasiones...
¡Qué sencillo parece rodearse de situaciones placenteras, no?!
Por qué será, entonces, que nos cuesta tanto dejarnos llevar por el disfrute de esos momentos? No nos alcanza con gozar de esos instantes de plentitud. Siempre queremos más, pero olvidamos que "más" no es garantía de mejor.
¿Es que no nos basta con saber que estamos vivos?

domingo, 1 de mayo de 2011

Al maestro

Se fue. Ya no veremos su figura gastada de abuelo sabio y generoso. Su cuerpo mortal ha dejado de estar entre nosotros, no su espíritu. Ese va a acompañarnos siempre. Su palabra permanecerá en nosotros, dentro de nuestros corazón, como un faro sonoro que orienta nuestros pasos.
Amado maestro, gracias por todo. Por tu humildad y tu sentido de la ética, por tu grandeza y ecuanimidad ante la injusticia, por tu valentía que te animó a "descender a los infiernos"más oscuros de nuestra historia...
Gracias, querido Sábato.

lunes, 25 de abril de 2011

Con GPS hacia el destino

Tenemos un GPS. Sí, uno de esos aparatitos que te dicen dónde estás, para dónde vas, de dónde venís, todo!!! Es raro esto de saber todo. Apabullante, no deja lugar a dudas... Es realmente... es-ca lo-frian-te. Sí. Y saben una cosa? Lo único que no te dice (quizá ni él lo sepa) es para qué vamos adonde vamos...
Paradojas de las nuevas tecnologías.

sábado, 26 de marzo de 2011

Las mil y una miradas

Mil y una miradas han recorrido ya estas páginas... Cada una de ellas ha dejado su huella y se ha llevado algo. Una palabra, una idea, quizás apenas un signo...En ese ir y venir de los ojos entre las líneas se produce el milagro: ustedes y yo nos comunicamos, hacemos contacto desde el rincón más íntimo, ése donde uno se encuentra consigo mismo, sín tapujos ni máscaras. Solos él y su yo verdadero.

lunes, 14 de febrero de 2011

Destino

Camino por senderos que rara vez se bifurcan... Pareciera que hay un destino, una meta al final (preestablecida?), esperándome en alguna parte. Yo no la veo desde donde me encuentro; me rodean arbustos casi siempre epinosos. Pero, a veces, el viento de la tarde -cuando se levanta esa brisa fresca, distinta- mueve un poco las ramas y puedo adivinar a lo lejos algo como una entrada o una salida, un paso o pasadizo hacia otro lado. Claro que no sé hacia dónde me llevaría si es que alguna vez lo alcanzara... Caminar hacia allá parece lo único posible. Dejarse llevar más que andar por la propia voluntad, como si una fuerza ajena a mí me impulsara. Algo inexplicable, desconocido, pero cierto. Y así aparezco un día en otro sitio, en otra situación, sin saber cómo llegué ahí...
Entonces, una palabra, la mirada de los que me quieren y conocen mis pasos perdidos me devuelven el sentido. Le dan sentido a este mi andar descaminado, sin rumbo cierto pero que llega siempre al mismo punto: ese donde ellos me esperan.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Afectos

En familia...
Nadando en las aguas claras del afecto seguro, ávidos de contacto y de miradas cómplices... En la evocación permanente de momentos vividos hace tiempo, allá lejos, cuando éramos tan jóvenes que la vida nos parecía todavía un libro que esperaba ser escrito con las ilusiones y el miedo propios de la falta de experiencia. Así pasamos estos días , siempre pocos, paladeando cada instante para guardarlo en la memoria como una joya valiosa, rara, de esas que hay que proteger para que no se pierda.
Charlas y kilómetros de ruta, playas y sonrisas, paseos y fotos, la risa de la tía, cataratas y tucanes, los asados y el postre de Menchu...Todo junto, en un rincón tibiecito del corazón.
¡ Hasta la vuelta!