Escapo, cuando puedo, de la aplastante rutina de los días iguales...
¿Cómo lo hago? se preguntan...
Simplemente, improviso! Sí, salgo a la vida - a la mañana de mi vida cotidiana- sin libreto. Me dejo sorprender por cada hoja; me emociona la forma cambiante de la luna; respiro hondo el aire fresco que me lava la cara y se lleva las telarañas de la noche.
Dura poco, lo sé, pero funciona por un rato.
Como una píldora de vida concentrada.
Una sobredosis de vida en un instante.
Lo cierto es que, a veces, se hace difícil evadirse: la rutina te atrapa como un banco de arena movediza...
ResponderEliminarEntonces, dejarse llevar es una buena treta.